A raíz de la expansión de las redes Wi-Fi en China surgió un nuevo problema, el gorroneo. Este arte, más antiguo que el andar ha sido practicado por los denominados gorrones desde la antigüedad. Y la tradición ha persistido en todo el mundo, hasta llegar a la noticia de la que hablamos ahora.
Cómo decía, a raíz de la popularización de las redes Wi-Fi en China la gente empezó a gorronear la del vecino, que normalmente venía sin contraseña porque ni el router la llevaba, así que era algo tan fácil de hacer que esa gente que pagaba para tener Wi-Fi casi no podía usarla por que iba lentísima. Por eso optaron por proteger su red con una contraseña o clave Wep, de modo que así resolvían el problema de una manera sencilla y eficaz.
Pues no, poner una contraseña a la red fue sencillo pero no eficaz, pues un tiempo después salió al mercado un kit de "desprotección de redes" que consta de una tarjeta que lo que hace es posibilitar al usuario novato una herramienta para hackear cualquier red Wi-Fi en tan solo unos minutos.
El kit consta de un extenso manual de usuario para cualquier duda o problema y de un aparato que conectamos al ordenador que detecta las redes disponibles y nos muestra sus claves. Y todo por 165 yuanes, unos 20€.
Pero no todos los que la usan son gorrones, también hay aquellos que quieren usar una IP con la que no se les identifique porque publican ideas o artículos contrarios al gobierno o porque realizan actos ilegales.
Cómo decía, a raíz de la popularización de las redes Wi-Fi en China la gente empezó a gorronear la del vecino, que normalmente venía sin contraseña porque ni el router la llevaba, así que era algo tan fácil de hacer que esa gente que pagaba para tener Wi-Fi casi no podía usarla por que iba lentísima. Por eso optaron por proteger su red con una contraseña o clave Wep, de modo que así resolvían el problema de una manera sencilla y eficaz.
Pues no, poner una contraseña a la red fue sencillo pero no eficaz, pues un tiempo después salió al mercado un kit de "desprotección de redes" que consta de una tarjeta que lo que hace es posibilitar al usuario novato una herramienta para hackear cualquier red Wi-Fi en tan solo unos minutos.
El kit consta de un extenso manual de usuario para cualquier duda o problema y de un aparato que conectamos al ordenador que detecta las redes disponibles y nos muestra sus claves. Y todo por 165 yuanes, unos 20€.
Pero no todos los que la usan son gorrones, también hay aquellos que quieren usar una IP con la que no se les identifique porque publican ideas o artículos contrarios al gobierno o porque realizan actos ilegales.
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